¡Injusticia! ¡Injusticia!

Nerón dictando su alegato.

Quiero expresar publicamente que yo jamás sospeché de mi Neroncín. El es incapaz de robarse la billetera del Oso*, y Popea, ¡menos que menos!

Hasta el lunes, hubiera pensado que la "pérdida de la billetera roja" fué una estrategia del Oso para no ir a comer con mis viejos el domingo, pero lo cierto es que cuando volví de casa de mis papis, la billetera aún no aparecía, y el Oso la seguía buscando.

Me enfureció enormemente escuchar, cada vez que le contaba a alguien de mi entorno que habíamos perdido un objeto de valor, la prejuiciosa pregunta: "¿no habrá sido Nerón?"

¿Qué? ¿Acaso uno no puede rehabilitarse? ¿el que fué chorro va a vivir toda su vida con ese prejuicio encima?

Lo cierto es que la noche anterior, fuimos testigos de un hecho minúsculo que seguro tiene su explicación deportiva. Nerón saltó a hacia mi cartera (colgada en el perchero a un metro de distancia de él), sacó mi billetera*, bajó con el botín en los dientes (bebito, te vas a quedar sin colmillos, y luego, ¿como les probamos a los vecinos ignorantes que no sos un roedor?) y, se escondió bajo la cama con ella, a masticarse las tarjetas de crédito.

Debido a la proeza deportiva del día anterior, Nerón parecía ser el único culpable de la pérdida de la dichosa billetera del Oso.

Al otro día, y ante nuestra sorpresa, una señora de la zona de Caseros (Pcia. de Buenos Aires) llamó a casa para decirnos que había encontrado dicho objeto, tirado en su vereda.

Ergo, ¡Nerón no había tenido nada que ver! ¡Pobrecito mi Neroncín inocente, hazte la fama!

Yo me pregunto, con angustia mascotera... ¿quién va limpiar su imagen mancillada? ¿tendrá que seguir soportando, día tras día, que lo traten de chorro injustificadamente?

Mi hurón se merece su derecho a réplica!

*Por la sencilla razón que Nerón sólo me roba cosas a mí.