martes, 19 de octubre de 2010

Nerón... el Hurón a proteger!

De paseo por "Palermo Soho"

Desde hace tiempo quiero escribir algo en relación a mi hurón (“mi”, es solo una forma de decir, rayana en eufemismo) y todo me venía como anillo al dedo, daba para la rima y todo ya que al susodicho bichito lo bautizamos Nerón, entonces podía arrancar escribiendo “Yo tengo un Hurón que se llama Nerón”. De ahí tenía una plataforma para lanzarme hacia cualquier lado (el vacío incluido) y escribir mi obra póstuma (porque seguro que la terminaba de escribir otro) al mejor estilo Platero y yo (con la que me quemaron la cabeza de chico en la escuela). {Hay gente que no cree que cuando iba a la escuela no enseñaban Teoría de Conjuntos, imagínense que Matusalén es un Boludo (con mayúsculas) a mi lado. Y si, años más tarde cuando retomé la facultad y me llenaban el pizarrón de globitos que se entrecruzaban entre sí, se me daba por pensar que eran amebas o bichitos similares}.

La cosa es que mientras me preparaba para escribir mi obra “Yo tengo un Hurón que se llama Nerón”, apareció en nuestras vidas la que luego vendría a llamarse Popea, y me jodió toda rima, “Yo tengo dos Hurones que se llaman Popea y Nerón”.

“Los problemas son oportunidades disfrazadas” dicen. Por eso se me dio por pensar alguna vez que mi vida es un baile de disfraces. Estoy rodeado de ellos en una especie de fiesta interminable como intitulara su famosa obra Hemingway. Mi problema era que la rima se me había ido al joraca, y mientras decidía como encarar la situación, decidí apartarme de mi estilo de vida Slow antes de que resolviera el problema y viniera un tercer Hurón. Porque los Hurones, como los problemas y otras cosas, …vienen de a tres.

En eso ví una propaganda en un corte publicitario del canal FOX (mientras miraba una hora en la vida de Jack Bauer con propagandas y todo), y aparecían algunos americanos (del norte, porque nosotros también somos americanos) famosos diciendo en su lengua madre que a los animales hay que protegerlos y no poseerlos. Mirando unas viejas fotos me encuentro con una que intitularon “Mi novio Poly” y en la que aparecemos Nerón y el que suscribe tomados desde atrás, paseando por una angosta vereda de Palermo Soho una calurosa tarde del verano pasado.

Caí en cuenta entonces, de cómo me transfiguro cuando camino con el bicho por la calle, Me vuelvo a convertir en una especie de guardaespaldas (o guardalomitos, en este caso) mientras lo llevo con una correa y va al trotecito por cuanta plaza o vereda le pongan por delante. Desconozco la causa por la cual Nerón va cual can por la calle: no se lo enseñé, el va solito para adelante y solo se detiene si algo le llama la atención, en general: agujeros. Cero bola a las personas y a otros animales, sean estos gatos, chihuahuas o rotweillers. Su misión cuando está en la calle es olfatear agujeros y hacer kks en medio de la vereda en circunstancias en las cuales le estás explicando a algún desprevenido transeúnte lo limpito que es el bicho.

Este ser apacible de casi 100 kilos y metro ochenta y tres de altura, va por vida correíta en mano atento a lo que pueda surgir de cualquier puerta o umbral, atento a otros seres vivientes a 30 metros a la redonda y totalmente apático y antipático cual patova de boliche top, por cualquiera que se acerque con la mano extendida como queriendo tocar al bicho. Cualquiera que estire el brazo escuchará una voz neutra y desapacible que dirá “Qué tocás!” y responderá a la pregunta de si es mansito “Uf, muerde, escupe, patea y dice malas palabras” y no faltará el avivadillo que agregará “¿qué malas palabras dice?” y que seguidamente se encontrará con una respuesta del tenor “No toqués la Pu… que Te Pa…, La conch…. De tu Hna, etc, etc, “ así y todo no falta el desesperante ser que dice, “Ahhh pero eso lo dijiste vos, no el peludito” y entonces hay que explicarle que el bichito es ventrílocuo y hace aparecer las cosas como si las dijera yo.

Hay oportunidades, en las que por ahí comento cosas como, “…no lo jodan, está olfateando agujeritos, está ocupado, no tiene muchas oportunidades de estar olfateando agujeritos, entonces déjenlo en paz”.

La Co-dueña de los bichos dice que le hago mala publicidad a la especie. Ella explica el nombre en latín, que son domésticos, que la ley, el artículo y el inciso, que la dieta, costumbres y cuidados, en fin… Por mi parte disfruto más cuando me preguntan si lo pueden tocar y digo “NO!” y esperan a que me ría y nada. En esos momentos, protejo a los míos. En esos momentos, más que tener y proteger un Hurón que se llama Nerón, él me tiene a mí.

En otra oportunidad, contaré como Popea arribó temblando en taxi a nuestras vidas, y como tan chiquita le jodió la rima y y la vida a Nerón.

Salud!

El Oso


2 comentarios:

  1. Por eso es mejor tener un doberman boludo como yo...
    Que se acerca a la gente para que le hagan caricias pero nadie se anima siquiera a tocarlo!
    Nadie te pregunta, ni jode al pobre bicho... es ás... en cualquier momento voy en cana por tener semejante bestia peligrosa en la calle!

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  2. El otro día llevamos a nuestro Nerón a su primer paseo, y la verdad que "Su misión cuando está en la calle es olfatear agujeros y hacer kks en medio de la vereda en circunstancias en las cuales le estás explicando a algún desprevenido transeúnte lo limpito que es el bicho" es muy sierta jajajajaj
    Esta genial lo que escribiste y me senti muy indentificada, especialmente por el NO a la gente ^^

    Saludos, Aldo, Nerón y Vicky

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