Popea, nuestra alegría

 

Un día la ví en el pet shop, saqué una foto y la mandé a mis amigos "esta es Popea", pero cuando consulté por ella me dijeron que no estaba en venta, sino en guardería. No sería para mí.

Pasaron diez días y la ví en mercado libre... ¡en reventa! Entonces, enfurecí, me enojé y  despotriqué tanto con el papi arrepentido que me bloqueó, y la perdí otra vez. Mi pareja de ese momento, finalmente, la compró sin avisarme y mientras lloraba por la aparición del supuesto comprador, él me confesaba que era nuestra.

Apenas si tenía pelitos en la panza cuando llegó a casa. Se defendía patas para arriba de tanto revuelque y bufidos de Nerón... ¡Más dulce, más tranquila y más tierna! A ella no le enseñamos a usar el arnecito, ni a hacer trucos... Es un espíritu libre. Tampoco le enseñamos a usar el esquinero pero ¡porque no hizo falta! ¡Desde el primer momento la lady va a las piedritas! ;-)

Es una huri super amigable con tooodos los huroncitos que hemos recibido en casa (y los hubo de todo tipo). Es intrépida, dulce y persistente: capaz de correr un mueble de lugar, o trepar toda una pared. Ay pero su andar... su andar es lo que más me enamora. Es un tintineo divertido: saltitos moviendo la cola gorda, tilin tilin tilin, llenándolo todo de alegría.

En las mañanas, desde la ducha, veo asomar su antifaz en el umbral del dormitorio bostezando el letargo, hasta que asoman sus patitas elongando, tomando fuerzas para empezar a recorrer la casa con ese ritmo lleno de vida... tilín tilín tilín...

Duerme en cualquier lado: la pata de un pantalón, una bolsa de nylon, el fondo de un mueble, la esquinita de un placard, un tubo, una olla (sí, o un colador!) o un cajón de ropa. En invierno, se mete bajo el acolchado y queda tan planita que uno no se da cuenta que está allí hasta que no la toca. Es mi bolsita de pelos calientes.

Popea no es de las huris que suben a dormirse a upa, ella viene a upa sólo si me duele algo. Se apoya sobre mí y sana. Una bomboncita que nunca dokeó, pero que impregna todo de amor y alegría. Ternura envasada en 820gr. con olor a hurón.

Hoy Popi está un poco complicada de salud, tiene unos tumorcitos que nos preocupan, pero que no han podido atentar con su alegría, y entonces, tampoco podrán con la mía. Porque hay que reconocer que he sido muy afortunada en dar con ella, y soy puro agradecimiento a esta cadena de hechos que hicieron posible estos cinco años juntas (y con Nerón).

Ojalá -cirugía mediante- siga su "tilín tilín tilín" mucho tiempo más en nuestro hogar. Su alegría siempre la llevo puesta. Popita, Popina, Pepina, Pepa, Popi, te amo, chiquita mía.

Sandru 

Popita descubre el regalo, pero más atención le merece la puerta de la cocina abierta,

y allí va, tilín tilín tilín...